Palmonte

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Short rpg game based on a story written by Beverly Escanio and Sebastian Marrera.

The story:

Mi madre y la colina  por Beverly Escanio y Sebastian Marrera

Todos los días, mi madre Aurora salía de casa hacia una pequeña colina a 2 kilómetros de nuestro hogar, tomaba su pequeño radio de pilas el que parecía que tenía más de 10 años por las malas condiciones en que se encontraba. 

La colina era empinada, cubierta de césped y lodo, en lo más alto, había un árbol de un tamaño bastante grande pero incierta. Siempre le preguntaba:  mamá, ¿por qué vas tanto allá? Pues un niño de 7 años no podía entender la dedicación y esfuerzo de su madre por ir todos los días. Ella solo me respondía que tenía que encontrarse con alguien y me dejaba con mi tía Marie. 

Un día, luego de terminar mis tareas, me alisté con agua y mis tenis deportivos y esperé a que mi tía no estuviera cerca de la salida de la casa y le grité que iría a buscar a mi mamá. 

Era un día soleado pero las nubes hacían algo de sombra, recuerdo haber intentado subir la colina y haberme caído, me quité el barro de las rodillas rasguñadas y las soplé un poco para que el dolor se fuera, me aguanté las ganas de llorar para que ella no me escuchara y que mi misión de espionaje se echara a perder. 

Al acercarme más a la cima escuché una melodía suave y bailable parecida a una balada, y todavía siento lo asombrado que estuve al ver el gran árbol ya frente a mí, era grande y fuerte, las ramas parecían tocar el cielo y las hojas acariciar las nubes, era tan verde que no puedo pensar en una cosa con colores más ideales que estos, su tronco, tan duro que nunca toqué otra cosa igual en mi vida.  

Cuando encontré a mi madre, pude verla sentada en las raíces que sobresalían del árbol, escuchando esa balada y mirando al cielo azul. Ella me vio y asustada fue hacia mi preguntándome cómo había llegado allá y le conté lo que había hecho, luego, timé mi oportunidad y le pregunté: ¿Por qué estás sola si me dices que vienes a encontrarte con alguien? A lo que ella me respondió calmada: “Está aquí solo que no puedes verlo”.